Existen 30.000 especies puras y alrededor de 140.000 híbridos de formas y colores diferentes. Para empezar, elige la más fácil de cuidar, es decir, las que son capaces de mantenerse en casa: a una temperatura sin demasiada diferencia entre el día y la noche, una higrometría moderada y una luminosidad media. Las más ineludibles son las Phalaenopsis gracias a su larga floración de varios meses y la facilidad de sus flores a la hora de brotar. La mayoría de las demás especies necesitan diferencia de temperatura entre el día y la noche.
¿Dónde instalar tu orquídea?
Lo ideal es en un lugar relativamente húmedo con mucha luz pero sin sol directo. Las orquídeas necesitan mucha ventilación. Por ejemplo, la Phalaenopsis que poníamos antes de ejemplo no necesita luz directa así que puedes colocarla un poco alejada de la ventana o enn un sitio orientado al norte o al este. Es muy importante la estacionalidad por lo que te recomendamos que en verano, la apartes de la ventana si el día es muy caloroso.
También es posible ponerla en el balcón si no está expuesta a los rayos directos del sol y si la temperatura no desciende de los 8°C. La temperatura ideal es de entre 17°C y 23°C.
¿Cómo se riega una orquídea?
Sobre todo, tienes que tener en cuenta que no es recomendable regalarla a diario, con una vez cada diez días es suficiente (debes dejar que la tierra se seque entre riego y riego). Una humidificación excesiva puede favorecer el crecimiento de hongos o hacer que las raíces se pudran. En el caso de las hojas, no es aconsejable mojarlas así que utiliza un vaporizador con agua no calcárea, a modo de agua de lluvia, y no mojes el corazón de las hojas. En el caso de que las mojes, sécalas inmediatamente con un paño.
Una vez por semana, humedece las raíces de tus orquídeas. Llena un barreño de agua y sumerge completamente la base de la planta. Déjala en remojo unos minutos hasta que se acaben las burbujas de aire y a continuación, déjala escurrir. De esta forma permitirás humedecer sus raíces y que la planta se oxigene.
¿Debemos trasplantarla?
Normalmente, con trasplantar la orquídea cada dos años es suficiente. No es necesario utilizar un tiesto demasiado profundo.
Sobre todo, no trasplantes tu orquídea en tierra ni en mantillo. Las raíces de la orquídea necesitan airearse, por lo que la mezcla del trasplante debe ser ligera. Utiliza un compuesto especial para orquídeas que encontrarás en jardinerías o viveros, formado por poliestireno y corteza de pino; o bien, opta por el sphagnum de Chile, sólo o mezclado con grava.
Te recomendamos que a la hora de transplantarla no utilices demasiado abono, solo es necesario que una vez al mes añadas un poco de éste, eso sí, específico para orquídeas. Y, ¡atención! Debes cuidar tu planta del ataque de bichitos nocivos, plagas como el pulgón, los ácaros o las cochinillas pueden ser nefastas para tu orquídea así que te recomendamos que utilices insecticidas específicos para este tipo de plantas.
¿Cómo cuidar las hojas de tu orquídea?
Debes inspeccionar las hojas de tu orquídea de forma regular. Normalmente podrás guiarte por las siguientes señales: las hojas sanas suelen ser más brillantes, aquellas que tornan a un color verde oscuro están pidiendo a gritos más luz y las que tienen una tonalidad rojiza significa que han sufrido de exceso de luz, llegando a aparecer manchas negras que indican que se han sido dañadas por el sol.
Curiosidades de las orquídeas
>Una orquídea sana tiene las hojas brillantes.
>Es mejor no cortar los tallos, excepto si están secos, ya que florecen periódicamente.
>Bien cuidada, una Phalaenopsis ¡puede vivir hasta 20 años!
>Al primer signo de deterioro, cambia tu orquídea de lugar. Si utilizas grava de tu jardín o del río, no olvides desinfectarla con una mezcla de agua y lejía y aclararla bien.
>La vainilla es una orquídea liana por lo que puedes cultivarla con un tutor. Pero no esperes vainas, ya que para polinizar la flor hace falta una abeja tropical.
>Las orquídeas aprecian los taninos así que puedes esparcir por el suelo trocitos de corcho del tapón de una botella de vino tinto, por ejemplo.
Lo ideal es en un lugar relativamente húmedo con mucha luz pero sin sol directo. Las orquídeas necesitan mucha ventilación. Por ejemplo, la Phalaenopsis que poníamos antes de ejemplo no necesita luz directa así que puedes colocarla un poco alejada de la ventana o enn un sitio orientado al norte o al este. Es muy importante la estacionalidad por lo que te recomendamos que en verano, la apartes de la ventana si el día es muy caloroso.
También es posible ponerla en el balcón si no está expuesta a los rayos directos del sol y si la temperatura no desciende de los 8°C. La temperatura ideal es de entre 17°C y 23°C.
¿Cómo se riega una orquídea?
Sobre todo, tienes que tener en cuenta que no es recomendable regalarla a diario, con una vez cada diez días es suficiente (debes dejar que la tierra se seque entre riego y riego). Una humidificación excesiva puede favorecer el crecimiento de hongos o hacer que las raíces se pudran. En el caso de las hojas, no es aconsejable mojarlas así que utiliza un vaporizador con agua no calcárea, a modo de agua de lluvia, y no mojes el corazón de las hojas. En el caso de que las mojes, sécalas inmediatamente con un paño.
Una vez por semana, humedece las raíces de tus orquídeas. Llena un barreño de agua y sumerge completamente la base de la planta. Déjala en remojo unos minutos hasta que se acaben las burbujas de aire y a continuación, déjala escurrir. De esta forma permitirás humedecer sus raíces y que la planta se oxigene.
¿Debemos trasplantarla?
Normalmente, con trasplantar la orquídea cada dos años es suficiente. No es necesario utilizar un tiesto demasiado profundo.
Sobre todo, no trasplantes tu orquídea en tierra ni en mantillo. Las raíces de la orquídea necesitan airearse, por lo que la mezcla del trasplante debe ser ligera. Utiliza un compuesto especial para orquídeas que encontrarás en jardinerías o viveros, formado por poliestireno y corteza de pino; o bien, opta por el sphagnum de Chile, sólo o mezclado con grava.
Te recomendamos que a la hora de transplantarla no utilices demasiado abono, solo es necesario que una vez al mes añadas un poco de éste, eso sí, específico para orquídeas. Y, ¡atención! Debes cuidar tu planta del ataque de bichitos nocivos, plagas como el pulgón, los ácaros o las cochinillas pueden ser nefastas para tu orquídea así que te recomendamos que utilices insecticidas específicos para este tipo de plantas.
¿Cómo cuidar las hojas de tu orquídea?
Debes inspeccionar las hojas de tu orquídea de forma regular. Normalmente podrás guiarte por las siguientes señales: las hojas sanas suelen ser más brillantes, aquellas que tornan a un color verde oscuro están pidiendo a gritos más luz y las que tienen una tonalidad rojiza significa que han sufrido de exceso de luz, llegando a aparecer manchas negras que indican que se han sido dañadas por el sol.
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